"No se si creo que Dios existe, no se si creo que Dios no existe, solo se que Camucha no debió morirse, no ahora, tal vez muchos años después..."

Camucha ha muerto. Su cuerpo no resistió más. ¿Por qué ella? Dios esta loco. Cáncer de mierda.
Fue la primera muerte que me dolió. Fue la primera muerte que presencie de cerca, que sentí, que me estremeció, que me destruyó. Hay personas, que uno cree, nunca morirán. Personas tan buenas, tan nobles, tan humanas, que sería una locura imaginarlas frías, hinchadas, empezando a podrirse, como un animal muerto, como cualquier cosa.
Justo un año atrás, festejamos los quince años de tu hija. Estabas tan radiante, tan llena de vida, tan ilusionada, aun más que tu hija, y yo era feliz a tu lado, Camu, y me sentía, por qué no, también tu hijo.
No se si creo que Dios existe, no se si creo que Dios no existe, solo se que Camucha no debió morirse, no ahora, tal vez muchos años después, cuando halla conocido a mis hijos, los halla cargado, los halla mimado, como me mimo a mi. Debió morirse de viejita, rodeada de su hija, sus hijos adoptivos, sus nietos y todo aquel que se sintió querido por ella, que no dudo sean cientos, si no miles de personas.
No debiste sufrir tanto Camu ¡no se por qué mierda sufriste tanto! Tú no te lo merecías, no merecías seis meses de agonía, de putrefacción, de miseria, ¡Tú no! Tal vez yo podía merecer esa muerte, pero ¿Tú por qué? Si algún día muero y Dios existe, lo primero que le preguntaré, si es que supusiera que no me voy directamente al infierno por no creer en Él, es por qué te toco ese aberrante suplicio, esa denigrante desaparición
Camucha fue tan dura y tan directa que me choco. Me dijo que estaba desahuciada, que cuidara a su hija, que no permitiera que nunca le pase nada, que siempre este a su lado. Yo no la entendía, no la escuchaba, no podía creerlo. ¿Por qué ella?
¿Qué mierda hiciste para que te tocara eso? Quizá tú también se lo preguntaste a Dios, me hubiera encantado saber si el muy cabrón te respondió y te dio alguna explicación lógica. No creo que te haya respondido, no creo que exista una explicación para lo que te paso, pero lo que me queda claro es que tuviste un coraje único, enfrentaste tu enfermedad de pie, sin quebrarte; yo no hubiera podido, yo me hubiera metido un tiro, hubiera tomado el camino mas fácil, el que siempre tomo por que soy un cobarde, un maricón. Pero tú resististe día tras día, mes a mes y te fuiste durmiendo, en paz, como siempre. Siempre recordaré tu valentía, tu decencia, tu buen humor.
Luego me aleje de ella, no podía creerlo, no lo asimilé. Me dolía verla postrada, sin maquillaje, quejándose. Mi reacción fue tonta, me arrepiento de ella, pues en esos seis meses la vi solo pocas veces y cuando regrese y estuve a su lado, ya no reconocía a nadie, estaba dopada, gritando, seguramente a Dios y cuando se calmaba, me miraba, lloraba e imagino que mentalmente me pedía que eso acabara, que ya no quería sufrir tanto.
Camu, estabas linda ese día, tu hija te puso linda. ¿Te acuerdas cuando tú la maquillabas a ella? Bueno pues, le enseñaste muy bien. Parecías dormidita, yo te juro que no lo creía, quise tocarte y decirte, Camu despierta, dile a todos que no estas muerta, que dejen de llorar. Pero no pude, una fría luna me separaba de tu rostro, de tu cuerpo, pero nunca de tu alma, que la sentía tan cerca de mi, secándome las lagrimas rebeldes que surcaban mi rostro, te sentía con los chicos, ofreciéndoles algo de comer, algo de tomar, la cama para descansar.
Mis entrañas se retorcían al oírla suplicar piedad, no sabia si llorar o de una vez acabar con ese martirio. Gracias a Fiore puede resistir todo eso, ella me dio la fuerza que nunca he tenido, me enseño a llorar y a no contenerme, me enseño a rezar, pues casi me había olvidado. Lloro conmigo, a su lado, sin conocerle, sin haber recibido todo lo que yo recibí, por eso siempre se lo agradeceré.
Camu, ese vestido estaba precioso, resaltaba muy bien tu pelito rojo, que hacia juego con esos labios carmesí que tantas veces me habían besado. Nunca olvidaré ese momento, el Chino a mi lado, llorando y yo abrazándolo y diciéndole que ya estas descansando, que eso era mejor, pero en ese momento estábamos inconsolables, para nosotros no estabas descansando, estabas muerta; para nosotros eso no era lo mejor, lo mejor hubiera sido que no te pase nada, que sigas esperándonos despierta hasta las cuatro de la mañana, con “la bajada” lista, calientita; o que nos despiertes a las diez de la mañana del domingo con nuestra avena y nuestro panteón, ay Camu, esos tiempos.
Ese letrero a fuera de la casa me destrozo a un mas, “No te puedo recibir, solo te pido que ores por mi. Camucha.” Me fui a casa a dormir, todos estaban preparados para ese momento menos yo. Y día siguiente, en el cole, a las ocho en punto, Camu se ha muerto, me dijo Helen, que pena carajo, dije yo, hay que arreglarlo todo, continué. Ese día recolectamos un huevo de plata, gente que ni conocía a Camucha dio el integro de sus propinas para comprarle arreglos florales, eso me demostró la calidad de gente con la que estudiaba y que eran la mejor promoción del mundo.
Camu, mira todo lo que he logrado. Podría decir que me va bien, pero nunca me ira bien sin ti, sin que tú me felicites, sin que te sientas orgullosa de mi. Quisiera verte a diario, decirte todas las cosas que hice, que hago, que haré, ¿Dime donde te puedo encontrar? ¿Dónde te puedo ver? Aunque fuera por solo unos minutos, unos segundos, ¿A dónde te escribo? ¿Dime si después de esta vida hay otra? Y si es así, ¿Dónde te puedo encontrar? Te juro que me mato y te busco, Camu. ¿No me crees? Si lo hago, Camu, por ti lo hago.
Llegue con miedo al velorio, nunca vi tanta gente, tantos arreglos florales. Estaban en toda la sala, el patio, la calle. Me saludé con los amigos mas íntimos, Helen, Julia, Chinito, Elizabeth y fui a verla, temblaba, el chino a mi lado y lloramos, fue la primera vez que lloré en publico y fue por Camucha, por nadie mas lo hubiera echo.
Tu casa esta vacía sin tu risa, Camu, se murió contigo. Ir y no encontrarte, ir y ver que en vez de ti hay otras personas o que no hay nadie, es como no ir. Tu sala tan linda, que tantas veces me sirvió de dormitorio, cuando mamá y papá preferían olvidarse de mi, hoy no existe. ¡Que pena, Camu! Tú jamás lo hubieras permitido.
El velorio duro tres días, esperábamos al esposo de Camucha o mejor dicho, ella lo esperaba a él. El entierro fue aun mas triste, no lo recuerdo muy bien, solo se que alguien del cole dio unas palabras, que me dolieron, unas palabras que pude haber dicho yo, pero por temor a quebrarme y no poder continuar, me negué. Cuando el cajón descendía me acerque y le puse una rosa roja, fue la ultima cosa que le di a Camucha, luego no aguanté y volví a llorar, Fiore trato de abrazarme, yo no quise, quería llorar solo o tal vez no quería llorar con ella, pues luego me fui lejos a llorar con Helen, que estaba peor que yo y la abrace y le dije cosas lindas, cosas que Camucha le hubiera dicho y nos calmamos y le prometimos que nunca nos olvidaríamos de ella.
Ha pasado mas de un año desde que te fuiste, yo nunca me resignaré, tal vez soy un idiota y la gente piense que estoy hablando solo, pero yo se que tú donde estés, me escuchas y te acabo de robar un par de lagrimitas, lo siento Camu, no quise hacerlo.
Y antes de despedirme quisiera agradecerte por adoptarme, por adoptarnos, por darnos todo lo que no encontrábamos en casa, por hacer de tu casa la nuestra, de tu corazón el nuestro. Tengo la esperanza de verte nuevamente ¿En donde? No se, Camu, pero en el cielo, si existe, no se, no creo.
Diego Granadino.
geads uk