
Suena por tercera vez tu celular y ni siquiera lo vez. Sabes que soy yo, por eso no contestas, me odias, me desprecias, no me quieres volver a ver en tu vida, tal vez tengas razón. Sigo timbrándole a tu celular, y me voy dando cuenta que soy un ser despreciable, que no estas tan loca como yo creía, que no exageras, que lo que te hice estuvo mal, que no debí hacértelo, pero a la vez me convenzo que si estuviera en mis manos retroceder el tiempo y hacerlo otra vez, lo haría encantado, te lo mereces.
Fuiste mi novia hace mucho cuando éramos unos niños, pasó todo lo que pasa en esas relaciones: toqueteos temblorosos, roses pélvicos y besos torpes, eso sobre todo, besos bastante torpes, que luego con la práctica se fueron volviendo delicados, apasionados, perfectos; gracias a eso ahora yo me jacto de besar bien, y fueron esos momentos clandestinos, a oscuras en casa de alguien o debajo de las escaleras del colegio, donde me enseñaste a besar, donde aprendimos los dos. Nunca ocurrió nada más, a mi pesar claro, pero fue una linda relación, llena de celitos tontos y de peleas aun mas tontas, y te aseguraría que fuiste el amor de mi vida, pero sabrías que miento y que en realidad no lo eres, ni nunca lo serás.
No fuiste mi primera mujer, pero si fuiste indudablemente la primera mujer que me hizo decepcionarme del amor, o de lo que yo llamaba amor, que no era más que una tonta ilusión. Teníamos algunos meses de ser novios y creo que yo estaba mas enamorado de ti que tu de mi, pero esas cosas pasan, a mi siempre me han pasado, yo te escribía cartas y te ofrecía cosas que jamás cumpliría ni contigo ni con mujer alguna, con un hombre tal vez si, pero ese es otro tema. Nos besábamos regularmente seguido, siempre ocultos en la escalera del colegio, yo me sentía orgulloso de tener una novia como tú y me sentía aun mas orgulloso cuando mis amigos, que no eran pocos, nos veían besarnos; pero ese orgullo se desvaneció en un instante cuando me dijiste que ya no podías ser mi novia, que ya no podría escribirte cartas, y que tampoco, y para mi desgracia, podríamos besarnos ocultos bajo esa gris escalera. Tu excusa -luego me daría cuenta- fue la mas tonta que un ser humano halla podido idear, pero que podía esperar de ti, que lamentablemente no has sido dotada de sapiencia alguna; mi papá ha visto tus cartas y me va a cambiar de colegio,me dijiste casi inundada por tus lagrimas, y yo, que soy un tonto, y en ese tiempo lo era aun mas, te creí llorando también, y te dije que no quería causarte problemas, que prefería dejarte para que puedas estar tranquila, y así fue como finalizo nuestra primera de tantas relaciones, y por lo que paso después, veo que te tranquilizaste muy rápido, pues a la semana te vi de la mano de otro chico, y en ese preciso instante cuando la mano de tu nuevo galán se desplazaba sobre tu cintura, un poco ancha por cierto, fue donde comenzó tu desgracia o para ser mas exactos mi venganza.
Luego de eso volvimos, pero ahora tú mas enamorada de mi que yo de ti, en realidad yo ya no estaba enamorado de ti, nunca mas podría enamorarme de ti después de lo que me hiciste, mi consigna era hacerte lo mismo que me hiciste tú, y así lo hice. No soy un chico atractivo-y lo sabes-pero modestamente me se hacer querer, tuve dos novias mas estando contigo, y no las tuve a ocultas ni nada por el estilo, estaban en nuestra misma aula de clases, muy cerca de ti, pero ninguna se entero, tampoco tú claro, y eso solo reafirma mi buen toreo de la situación o simplemente que tengo una aguda afición por las chicas tontas. Claro que luego revele el secreto de mi infidelidad tripartita, pero fue solo con la intención de que sufrieras un poco lo que me toco sufrir a mí. Luego me terminaste como era obvio, y yo estaba feliz pero no satisfecho, así que te reconquiste y esto nuevamente confirma mi teoría de que eres un tonta, te prometí mil cosas, jure y perjure por todo santo existente que había cambiado, y caíste nuevamente, y volví a creer en mí, y fui el hombre mas feliz del mundo.
Daniela, tu mejor amiga, una victima inocente de una estúpida venganza, victima de la que posiblemente me enamore, pero que antes que eso use para destruirte la vida, y lo hice, pero lamentablemente también me enamore. Lloraste como nunca al enterarte, pusiste a medio mundo en contra mío, pataleaste, me odiaste mas e injustamente odiaste también a Daniela, que no tenía la culpa de nada, pues fue-al igual que tú-una victima de mi egoísmo.
Me sentí mal por ella, por que te confieso que le agarre cierto cariño, aun más del que te tenía a ti por supuesto, pero para mí el fin siempre ha justificado los medios, pobre Daniela algún día escribiré sobre ella, y sobre los besos en partes prohibidas del cuerpo que le di.
Indudablemente no fui la persona que te hizo mujer, en realidad nunca me quedara claro quien fue la persona que lo hizo, pero se lo agradezco, me dejo el camino mas fácil. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, no éramos novios ni tampoco teníamos ganas de serlo, te dije para vernos y salir a algún lado, aceptaste encantada y yo que se un poco de estas cosas, te hice sentir importante, asediada, y fui galante, te dije lo que querías escuchar y en realidad no se como pero terminamos besándonos y muriéndonos de ganas por acostarnos. Te dije para hacerlo y tu respuesta fue clásica, pero sabía que te morías por hacerlo y me convencía aun mas de eso cuando me dejabas acariciar tu sexo húmedo y poblado de pelo. Fuimos a un hotel pero no nos atrevimos a entrar, entonces te propuse mi casa, que no es un buen lugar para tener sexo, pero mi falo erecto reducía a nada mi raciocinio, que de por sí ya es escaso. Nos amamos sobre el mueble donde tantas veces me ame con Jimena, pero claro, tú ni lo sospechabas y cada vez que entraba en ti pensaba un poco en ella y para ser justo, en realidad pensaba un poco en todas. Me vine en tu vientre, la saque en el momento exacto y no me dio tiempo para a puntar a otro lado, pensé que te molestaría mi torpeza, pero hasta creo que te gusto y creo también que solo fue eso lo que te gusto, pues no volviste a buscarme en muchos meses y te confieso que fueron meses infinitos de auto-tocamientos nocturnos pensando en ti, y fueron interminables la veces que busque tu olor a sexo sobre los cojines de mi sofá, y aunque te hiciste esperar mucho, era lógico que tendrías que volver. Sonó mi celular-como ahora suena el tuyo- y lo conteste de inmediato, eraz tú, realmente me sorprendiste, y no se por que pero se me puso dura ni bien te escuche hablar, parece que mi sexo esta aprendiendo a reconocer la voz de mis amantes. Me dijiste que habías roto con tu chico, que necesitabas hablar con alguien y claro, yo tenía que ser alguien, por eso me ofrecí de inmediato; que excusas tan tontas pones para tirar, pensaba, y talvez estaba equivocado pues cuando te vi, no note que tuvieras ganas ni siquiera de besarme. Conversamos un poco de todo, en realidad tú hablabas y yo solo deseaba acostarme contigo, perdóname la franqueza pero me resultaba bastante complicado tratar de entenderte y a la vez imaginarme encima de ti. La tenía dura, y tú hablabas de no se que; no sabía que diablos hacer para cambiar de tema, así que te invite a comer pues imaginaba que tal vez era eso, que necesitabas algo de alimento para poder abrir las piernas con facilidad, y lo imagine mal, pues te tragaste todo el KFC que yo nunca he comido en mi vida y aún así tenías hambre. Salimos de ese frívolo local, donde he comido la ensalada más asquerosa de mi vida y te pedí irnos a un lugar mas tranquilo, después, tengo mas hambre, me dijiste con un gesto de mendigo y por supuesto que no pensaba gastarme mas dinero en esa inmunda franquicia, así que te lleve aun chifa, no era un chifa barato, ni siquiera era modesto, era un chifa mas bien caro, pero chifa al fin y esto por supuesto mato toda mi pinta de galán acaudalado que te fui vendiendo y extinguió tú mas ínfimo deseo de querer acostarte conmigo. En realidad fue otro gran error llevarte a ese lugar, y esto solo confirma que no soy bueno para estas cosas, gaste mucho más de lo que gaste en el anterior, pues ahora yo también me aventure a probar esos manjares que se fueron repitiendo con algo de prisa, y haciendo unos cálculos simples la cuenta bordeaba las tres cifras, estoy loco pensaba, estos son el polvo y la puta mas caros de mi vida. Íbamos terminando y yo la tenía nuevamente dura, cuando fuiste al baño a contestar un celular que solo tú escuchaste, yo te mire despreocupado, te desvestía con la mirada, luego volviste y me dijiste que tendríamos que posponer nuestros planes para otro día, que tu padre estaba furioso y que ni bien acabáramos ese opíparo banquete, servido a costa mío claro, te tendrías que ir. Te odie, todo mi deseo por poseerte se convirtió en un deseo de humillarte, no me podía contener si no me paraba en ese instante podría haberte lastimado. Me pare, fui al baño, no te pedí permiso para hacerlo claro; ya en el me mire en el espejo y me di vergüenza, y descubrí que a pesar de las ganas que tenía por arreglar las cosas acostándome contigo, nunca se podrían arreglar pues mi destino sería siempre vengarme de ti y ahora tenía una oportunidad mas que buena para hacerlo. Sabía que no contabas con mas dinero que el que te permitía desplazarte austeramente en un microbús, sabía además que deseabas que te preste algo de dinero, y entonces no se me ocurrió mejor idea que irme, dejarte sola con la comida a medio terminar y además con una cuenta inmejorablemente grande, que no la pagarías ni con tu cuerpo (que no es muy bueno), como quería que me la pagues a mi, y tú que eres tonta y quisiste ser mas lista que yo, no supiste aprovechar. Salí del restaurante fingiendo hablar por celular y llamando un poco la atención del personal de servicio, que viendo a mi acompañante cómodamente sentada, se despreocuparon un poco. Me preguntó, cual abra sido el momento exacto en que te percataste de mi ausencia, me hubiera encantado ver tú rostro incomodo al notar mi demora.
Estoy en el taxi rumbo al frío distrito donde vivo, o mejor dicho sobrevivo. Me rió solo ante la mirada extrañada del viejo conductor de ese estrecho vehiculo, siento mi celular vibrar y no lo contesto por que eres tú; ahora tú haces lo mismo no me contestas y tal vez también te ríes, pero tú tienes la culpa de todo, por haberte ido con otro cuando estaba enamorado de ti, por comer tanto, por impedir que esta tarde nos revolcáramos un rato, o por simplemente ser una tonta y confiar en mí. Tal vez nunca mas me vuelvas a dirigir la palabra, pero ya no me importa, me he vengado de ti y soy el hombre mas feliz del mundo.
contador web